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El combatiente represaliado José Moreno ratifica en el juzgado su querella contra el franquismo


El combatiente represaliado de la Guerra Civil José Moreno Torres, de 97 años y 'gudari' de STV, ha ratificado en el juzgado de Barakaldo su querella por los crímenes del franquismo interpuesta ante los tribunales argentinos. "A ver cuándo se acuerdan del franquismo. Que pidan perdón los del PP a las víctimas, que nadie se acuerda de nosotros", declaraba Moreno, vecino de Portugalete, antes de declarar ante el juez para reiterar sus acusaciones contra quienes le persiguieron durante y después de la Guerra Civil, includos los trabajos forzosos en el campo de concentración del pueblo Jaulín de Zaragoza. En el palacio de justicia de Barakaldo también estaba citado Manuel Sagastibeltza Negrete, santurtziarra de 98 años, pero finalmente no ha podido acudir porque se ha roto una cadera. La plataforma vasca contra los crímenes del franquismo ha reiterado su demanda de "verdad, justicia y reparación" para los perseguidos por la dictadura.



Querella ante la justicia argentina
NOMBRE Y APELLIDOS: JOSÉ MORENO TORRES NACIMIENTO: 10-11-1918

DOCUMENTO DE IDENTIDAD: 14337020-Q ACTIVIDAD PROFESIONAL: Jubilado

DOMICILIADO: C/ Zuberoa, 4, 2 izq., PORTUGALETE

Quiero elevar a la Querella 4591-10 del Juzgado nº 1 de Buenos Aires mi propio testimonio como represaliado en la guerra provocada por el Alzamiento de Franco y años posteriores.

Son tres los documentos oficiales que corroboran la represión que padecí, pero suficientes para acreditar los hitos principales de la misma:

1) El Auto de Procesamiento del 28 de abril de 1939, donde atribuyéndoseme una "ideología marxista" por haber militado en supuestas "milicias rojas" y por haber proferido, hallándome preso en el Batallón de Trabajadores n° 25, una frase contra los fascistas, se me acusa y condena por el delito de "auxilio a la rebelión militar" a prisión incondicional.

2) Sobreseimiento de la condena en diciembre de 1939

3) El 10 de mayo de 1941, tras cumplir trabajos forzados, prisión y servicio militar, al volver a casa, la Comandancia de Deusto me deniega el "certificado de conducta y adhesión a la causa nacional", equivalente a un certificado de mala conducta que me impediría una integración socio-laboral normal.

Recuerdo muy bien la víspera del golpe militar. Tenía yo 17 años y celebrábamos una verbena en las fiestas de Erandio, que la suspendió la Guardia de Asalto republicana. A los dos días se movilizó el pueblo contra el ataque fascista, abriendo oficinas de alistamiento. Como afiliado de STV-ELA, me alistaron para construir trincheras para el Batallón San Andrés. Pasamos meses construyéndolas en Zeanuri hasta que tuvimos que recular ante el ataque creciente de los nacionales para apoderarse de Bilbao. Escapados a Cantabria y nombrados fusileros, aún libramos una batalla en Balmaseda en el monte Kolitza, que la perdimos.

En Santoña primero fuimos presos bajo las tropas italianas de Mussolini y ni tan mal, pues no hubimos torturas ni fusilamientos, hasta que nos pusieron en manos de los franquistas y falangistas y aquello se convirtió en un infierno.

De Santoña, me enviaron al campo de concentración de San Juan de Mozarrifar, en Zaragoza. Un viaje en tren de 7 días con un pan y una lata de sardinas para 4 apresados. Buen inicio para un período carcelario de 2 años en los que pasé, aparte de ésta, por diversas prisiones, La Tabacalera en Santander, San Gregorio en Huesca, Larrínaga y Escolapios en Bilbao, etc. En todas padecimos condiciones pésimas; teníamos un único plato, que utilizábamos para comer y para cagar. Nos trataron como animales. Me queda un recuerdo pésimo e inolvidable. Debo mencionar a mi cuñado que murió en Puerto de Santa María, por falta de asistencia médica.

Padecí también trabajos forzosos, concretamente en el campo de concentración del pueblo Jaulín de Zaragoza en el 25 Batallón de Trabajadores. Nos utilizaban para hacer las carreteras de la zona. Una noche temí que me hicieran el paseíllo por responderle al guardián de turno, quien me amenazó con la pistola. En este campo me sometieron a un Sumarísimo y me condenaron "a prisión incondicional por auxilio a la rebelión", como consta en el Auto de Procesamiento de abril de 1939. En diciembre del mismo año, fui sobreseído en la causa, pero no me dejaron libre para volver a casa. Me enviaron a continuación a cumplir el servicio militar, primero al Ferrol y luego a Mallorca.

Había salido de casa en julio de 1936 y no volví hasta 1941, tras cinco largos años de penalidades sin cuento. Una vez en casa en Bilbao, todavía me esperaba otro golpe bajo de la represión, que ya nunca acabaría. Me denegaron el certificado de buena conducta. Cuando fui a solicitarlo al cuartel de la Guardia Civil en Elorrieta, uno del cuerpo me golpeó, me obligó a gritar "Arriba España, Viva Franco" y me largó a la calle sin el certificado. Por ello, me quedé sin poder salir a navegar que era lo que deseaba para ganarme la vida.

Después de esta negra historia, - y feliz yo que puedo contarla, no como tantos miles que fueron muertos o fusilados y siguen desaparecidos -, hemos tenido que soportar 70 años de olvido y silencio sepulcral hasta que en 2006 el Gobierno Vasco de José Ibarretxe se interesó mediante una Ley de las víctimas del franquismo, reclamó testimonios para resarcirles e inauguró en Artxanda un monumento en su recuerdo, una obra artística denominada La Huella y la Fundación Aterpe 36. Pero esa campaña fue parcial y no ha tenido la continuidad y la profundidad que debiera. De hecho, estos años he comparecido con frecuencia en la prensa denunciando los crímenes del franquismo y a cuantos partidos que de una forma patente o latente intentan silenciarlos bajo la impunidad de la Ley de Amnistía o de punto final. Repetiré una vez más mi slogan preferido: "Habrá paz en Euskadi cuando se reconozca también a las víctimas del franquismo"

Por todo ello, he optado por dirigirme a la puerta que nos ha abierto la jueza María Servini de Cubría y apuntarme a la Querella 4591-10 contra los Crímenes del franquismo, como crímenes de genocidio, de lesa humanidad. A ella le entrego mi testimonio con esperanza y gratitud.

Firma: José Moreno Torres Documentos:

1) Auto de Procesamiento, 28 abril 1939, Sumario n° 10014/39

2) Acta de Sobreseimiento, 9 diciembre de 1939

3) Denegación de Certificado de buena conducta, 10 mayo de 1941

4) Reportajes periodísticos y cartas mías a la prensa

Responsables:

1. Fernando del Álamo Riva, Juez Militar en el Sumarísimo

2. Justo Martín Conde y Camilo Julián XXXXX (ilegible). Instructor y Fiscal Jefe, en el acto de sobreseimiento.

3. Antonio Alvear Pérez (guardia civil del puesto de Deusto)