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Dani Molinero | filólogo y tripulante de cabina
"Barakaldo necesita ser cosmopolita"


Fotos: Lourdes Ramos

Cuando Dani Molinero (Cruces, 1975) afirma “empecé a volar en 2000” dice en realidad varias cosas. Relata que ese año, encontró en Madrid el que habría de ser su primer trabajo como tripulante de cabina en una compañía áerea. También revela el inicio de una aventura vital que le ha llevado a más de 200 países en todo el mundo. Y señala además el momento en que salió de Barakaldo para confirmar que fuera hay un mundo enorme, lleno de gente y experiencias, a la espera que ser descubierto.


Estudiante de los salesianos de Burtzeña, después en Maestría –hoy Nicolás Larburu– y finalmente del Instituto de Cruces, Molinero parecía predeterminado a trabajar de un lado al otro del planeta.”Dudaba entre hacer la carrera de Turismo o la de Filología Inglesa”, recuerda. Un intercambio escolar con 16 años en Estados Unidos fue determinante para que eligiera la segunda opción. “Fue una experiencia alucinante. Todo lo que veías en las películas estaba ahí”. En Maryland, con la familia de un pastor metodista, en una típica casita de clase media y un instituto con animadoras de rugby, fue consciente de que había un mundo que hablaba otro idioma y de que a él le gustaría enseñarlo.

Muchos años después, gracias a aquel viaje y a su decisión de estudiar inglés, Dani Molinero coincidiría con alguien a quien en aquellos años noventa solía ver en televisión. Lorenzo Lamas –‘el rey de las camas’–, galán en el celebérrimo culebrón estadounidense ‘Falcon Crest’ sería uno de los pasajeros a los que Molinero ayuda como trabajador de British Airways.

En su casa madrileña, un mapa con chinchetas le indica los destinos a los que ha llegado. Conoce en profundidad Europa y Estados Unidos –incluida la famosa Ruta 66, de costa a costa–. Le queda pendiente parte de América Latina y, especialmente, Asia, incluida China, aunque ya ha estado en Japón y Hong Kong.

Como tripulante de cabina de pasajeros, padece extensas jornadas laborales –hasta 16 horas– en vuelos de larga distancia, en los que los viajeros no siempre están de buen humor –”todo está previsto, tenemos hasta un kit con esposas“–. Le compensa su salario –“no está nada mal”– y un sistema de descansos que hace posible que visite el lugar a donde llega. Admite además que algo hay de cierto en el mito de la promiscuidad de los trabajadores aéreos, tanto entre pilotos y personal de cabina, como con clientes que vuelan.

Pero especialmente agradece a su trabajo la posibilidad de conocer cosas nuevas y no estar sometido a la rutina. “No sé si podría estar mucho tiempo teniendo que entrar a trabajar a las nueve, saliendo a las cinco, y todos los días ir a desayunar y comer al mismo sitio, una semana tras otra. Lo que a mí me hace sentirme bien es que cada mes y cada viaje es diferente”, explica. Molinero hizo un curso para ser auxiliar de vuelo, pero la clave para tener su empleo es que habla inglés, además de castellano. “En cuestión de idiomas, no llegamos ni al mínimo del resto de Europa”.

En su compañía, a diferencia de lo que ocurre en españolas e italianas, el personal de cabina ni tiene que ser mujer ni tiene que tener medidas perfectas. Basta con demostrar que se es competente. Aunque la crisis llega a todas partes, dice que volando se siente menos.

El problema de alzar el vuelo es que todo se ve de otra manera. “Después de haber viajado tanto, te das cuenta de que el mundo es tan grande y hay tantas cosas, países y gente por conocer, que me parece hasta cierto punto una pérdida de tu vida quedarte para siempre en Barakaldo. Lo veo muy pequeño”. Además de su meta de dedicarse a la enseñanza, Dani Molinero no le importaría vivir un tiempo en otro lugar, como Nueva York o en Boston. “Por supuesto” le parece que hay que salir del pueblo.

Sin embargo, su opción sigue siendo Madrid, una ciudad abierta al mundo y que, además, está a 45 minutos en vuelo de “casa”. “A Barakaldo lo que le falta es ser un poco cosmopolita. Abrirse un poco más al mundo y no cerrarse en el municipio y en el País Vasco. El mundo es cada día más global”.