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Los estudiantes polacos del intercambio con Salesianos dejan Barakaldo entre lágrimas



Mariela Estévez Campos | Fotos cortesía del colegio Salesianos

El grupo de 25 alumnos polacos que llegó a Barakaldo el 19 de febrero ha dejado la ciudad tras una emotiva despedida, en la que no faltaron las lágrimas de los estudiantes barakaldeses que los acogieron en sus casas durante su estancia. Después de 10 días llenos de actividades, en los que han creado estrechos vínculos con sus compañeros, no se dijeron adiós sino solamente hasta luego, ya que en junio de este mismo año, 25 escolares de la anteiglesia viajarán a Ostrow Wielkopolski (Polonia). Hasta entonces, los participantes en este proyecto, que se enmarca en el programa Comenius de la Unión Europea, seguirán en contacto a través del blog que comparten ambos colegios.

La experiencia, que une a los Salesianos de Barakaldo con el colegio polaco de las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas) Publiczne Gimnazjum Sióstr Salezjanek im. sw. Jana Boko, desplazará nuevamente a un grupo de alumnos polacos en septiembre de este mismo año y llevará a Polonia a los barakaldeses en enero de 2015.

“Todo ha resultado muy bonito, aunque agotador. Después de meses de preparación, por fin el encuentro se ha materializado y los chicos lo han vivido con mucha intensidad. Hemos conseguido que nuestros colegios, latiendo al unísono, dejaran de ser dos para convertirse en uno sólo”, señala uno de los responsables del proyecto, Óscar González.

Los invitados polacos, que fueron recibidos en el Ayuntamiento por el alcalde de Barakaldo, Alfonso García Alonso (PSE), al día siguiente de su llegada, han realizado excursiones a San Sebastián, Deusto, Loyola, Gernika, Bermeo o San Juan de Gaztelugatxe.  En Bilbao han montado en tranvía y han visitado el casco viejo, Begoña y el museo Guggenheim, entre otros lugares.

Han asistido a un entrenamiento del Athletic, aunque sus intentos de fotografiarse con los jugadores han chocado con la actitud de la mayoría de ellos que, salvo dos o tres, salieron sin dejarse fotografiar con los escolares.

En el colegio, los alumnos de Ostrow Wielkopolski han recibido clases de folclore vasco, de euskera y han realizado talleres, como el de pulseras en el que realizaron brazaletes con los colores de las banderas vasca y polaca.

Por otra parte, equipos mixtos de alumnos baracaldeses y polacos han competido en un concurso de conocimientos sobre ambos países en el que los participantes tenían que demostrar lo aprendido sobre el lugar de procedencia de sus compañeros.

El día 28 de febrero se realizó un festival conjunto en el que se bailaron danzas vascas y polacas y en el que un alumno polaco a la trompeta y varios barakaldeses con sus flautas interpretaron diversas piezas musicales.

Óscar González, que es además profesor de historia en el colegio, señala el importante papel que han jugado las familias de acogida y el enorme esfuerzo que han realizado, llegando incluso algunas madres a pedir días libres en el trabajo para poder atender mejor a sus invitados. “Tenemos unos padres que son de categoría”, señala. En cuanto a la adaptación de los jóvenes polacos, afirma que no hubo ningún problema, aunque los primeros días se mostrasen sorprendidos por las comidas, los horarios y porque no se bebiera té, infusión muy habitual en Polonia.