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José Ramón Iñurrategui | Comunidades Fe y Justicia
“La jerarquía eclesiástica debería tener la valentía de denunciar la actual situación”


Por Adela Estévez Campos | Fotos cortesía de José Ramón Iñurrategui

Los católicos de Barakaldo están inquietos por la situación socioeconómica que vive la sociedad. Muestra de ello es el encuentro que han celebrado este mes de mayo en la parroquia de San Vicente con el fin de conocer la campaña 'Compromisos cristianos ante la crisis'. La reunión ha contado con la intervención del integrante de la Asociación de Comunidades Cristianas Fe y Justicia José Ramón Iñurrategui (1954), casado y con dos hijos, que se define como cristiano de base y tiene una larga trayectoria de compromiso con un laicismo involucrado en la lucha por una iglesia más democrática y plural. Su apuesta es una iglesia católica que se vuelque en la defensa de las personas que sufren, más que en la salvaguarda de una determinada moral.

Reunión en Barakaldo de cristianos preocupados por la crisis
Pregunta. ¿Qué es Fe y Justicia?
Respuesta. Es una asociación de comunidades cristianas que nació hace más de 20 años, a la luz del Vaticano II, con la intención de unir dos aspectos que para nosotros eran fundamentales: la fe en Jesús y la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

P. ¿Cómo actúan?
R. Lo hacemos a través de la creación de pequeños grupos con los que compartir nuestras vidas, nuestras preocupaciones y nuestros recursos, y con nuestra presencia, que quiere ser transformadora, a través de los lugares naturales, ONG, sindicatos o partidos en los que estamos presentes. Además, todos los años llevamos a cabo una serie de actividades —talleres, coloquios y debates— sobre los temas que en cada momento nos puedan interesar.


P. ¿Cómo se pone en marcha ‘Cristianos ante la crisis’?
R. Es una campaña que surgió desde un grupo de laicos de distintos grupos eclesiales ante la actual situación social y económica y a la luz de dos acontecimientos: el 50 aniversario del Vaticano II y la pastoral de 2011 de los obispos vascos 'Una economía al servicio de las personas'.

P. ¿Qué grupos se implicaron en la realización de la campaña?
R. Ha participado gente de Barandiaran Kristau Elkartea, Cáritas Diocesana, Cristianos Socialistas, Fe y Justicia, Itaka y Misiones Diocesanas.

P. ¿Cómo fue el proceso?
R. Hubo una serie de encuentros en los que la pregunta era '¿qué hacer ante una crisis que afecta cada vez a más personas?' Así surgió la idea de proponer a la comunidad de Bizkaia seis compromisos concretos para abrir nuevos caminos de solidaridad, sensibilidad y de buenas prácticas ante la gente que peor lo estaba pasando.

P. ¿Cuáles son esos compromisos?
R. Enumero los seis propuestos, aunque la pretensión es que cada persona o grupo pueda completarlos hasta llegar a un decálogo: el primero es donar un día de sueldo o pensión al mes para las personas más desfavorecidas. Esto puede hacerse a una ONG con la que nos sintamos identificados o incluso que se haya elegido en una decisión como grupo. El segundo compromiso es ofrecer dos o tres horas semanales de trabajo voluntario en tareas de transformación social, preferentemente en organizaciones que se preocupan de las necesidades de las personas empobrecidas y que están especialmente sensibilizadas en la búsqueda de un modelo socio-económico más justo y más humano.

P. ¿Y los restantes?
R. El tercero es actuar como contribuyentes éticamente responsables, pagando todos los impuestos sin fraudes ni artimañas legales, incluso solicitando la factura para pagar siempre el IVA. Este punto es básico para contribuir a la redistribución de los recursos y luchar contra la cultura del sálvese el que pueda.

P. También hay un compromiso en relación al sistema financiero.
R. Sí, ahorrar en banca ética o en las entidades más comprometidas socialmente. Después del comportamiento inmoral que han tenido muchos bancos e incluso cajas, vemos importante trabajar con la banca que apoya proyectos sociales, de medio ambiente o de igualdad de género.

P. ¿Y los dos últimos compromisos?
R. Visitar, al menos dos veces al año, una tienda de comercio justo, ecológico o solidario. No se trata sólo de pensar a pequeña escala, es necesario apoyar la economía solidaria en otros entornos, a nivel internacional y sancionar con nuestras compras a las empresas que explotan a la población de otros países. Y el sexto compromiso es propiciar la existencia de becas u otras ayudas públicas, utilizándolas responsablemente a fin de que puedan llegar a todas las personas que realmente las necesitan. Tenemos que concienciarnos de que no siempre lo legal es ético.

P. ¿Podría explicar esta última afirmación?
R. En mi caso, por ejemplo, tengo un hijo con síndrome de Down que legalmente tiene derecho a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), pero mi mujer y yo decidimos que, en la actual situación de crisis en la que se están recortando ayudas a la dependencia a mucha gente necesitada, puesto que ambos trabajamos y tenemos recursos para mantenerlo, éticamente no podíamos aceptarla.

P. ¿Estos compromisos no están pensados para asumirse individualmente?
R. Sí, realmente se centran en valores individuales, pero deben sumarse a las actividades de lucha colectiva para poder conseguir cambiar la sociedad.

P. ¿No cree que la actividad de las ONG, Cáritas o el Banco de Alimentos está facilitando que el Gobierno se desentienda de los graves problemas que padece la sociedad?
R. Es cierto que la labor que realizan todas esas organizaciones debería realizarla el Gobierno, pero si no la hiciesen, ¿qué pasaría con toda la gente que sólo cuenta con su ayuda? Ojalá no fuesen necesarias. Además, al mismo tiempo que realizan su labor solidaria, todas ellas —como lo hace por ejemplo Cáritas— deberían realizar una denuncia permanente de la situación y de los constantes recortes en recursos sociales de los diferentes poderes públicos..

P. ¿Qué opina del papel que está jugando la iglesia española en esta crisis?
R. La jerarquía eclesiástica y los cristianos de base deberíamos sensibilizarnos con los que peor lo están pasando y comprometernos para conseguir cambiar su situación y los altos cargos de la iglesia deberían tener más valentía para denunciar la actual situación.

P. ¿Ustedes han realizado campañas pidiendo una mayor democratización en el seno de la iglesia?
R. Como asociación, no, aunque sí hemos apoyado, en numerosas ocasiones, a aquellas personas como Jose Arregi o Pagola que han defendido una teología y un modelo de Iglesia más acorde con la realidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. A título personal, sí hemos apoyado recientemente alguna campaña demandando libertad de expresión, democracia interna y más participación en la elección de los obispos y del papa.

P. ¿Cómo ha recibido la elección del papa Francisco?
R. Con esperanza, sabiendo que las cosas no se cambian de un día para otro, pero contento e ilusionado por tener por fin un representante con un perfil diferente que habla de acercar la iglesia a los pobres, entendiendo por pobres, los que carecen de recursos y que se preocupa por la gente y sus problemas. Un papa que habla de Dios no como imposición, sino como camino de felicidad.


Seis compromisos ante la crisis

  1. Donar un día de sueldo o pensión al mes para las personas más desfavorecidas.
  2. Ofrecer dos o tres horas semanales de trabajo voluntario en tareas de transformación social
  3. Actuar como contribuyentes éticamente responsables, pagando todos los impuestos sin fraudes ni artimañas legales, incluso solicitando la factura para pagar siempre el IVA
  4. Ahorrar en banca ética o en las entidades más comprometidas socialmente
  5. Visitar, al menos dos veces al año, una tienda de comercio justo, ecológico o solidario
  6. Propiciar la existencia de becas u otras ayudas públicas, utilizándolas responsablemente a fin de que puedan llegar a todas las personas que realmente las necesitan