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Maite Martín | Premio Barakaldo Solidario 2012
"Mi mayor satisfacción es ver la cara de las familias que logran plenos derechos para sus hijos"

por Adela Estévez Campos

La trabajadora social y jefa durante los últimos cuatro años de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barakaldo, Maite Martín Muñoz, recién jubilada, ha recibido este 19 de noviembre el Premio Barakaldo Solidario en reconocimiento a su "capacidad de trabajo, generosidad y entrega" para "contribuir desde el trabajo social a lograr el máximo bienestar para las personas más desfavorecidas de Barakaldo y, siempre, desde un ideal de justicia social". Admite encontrarse totalmente abrumada con el galardón. "A las mujeres nos han enseñado a trabajar y a dar, no a recibir", confiesa. En el repaso de sus 40 años trabajando como asistente social en Barakaldo, resalta las satisfacciones más que los disgustos —el mayor, el cierre del Centro Asesor de la Mujer municipal en 1989— y expresa su preocupación por la situación en la que la crisis, la falta de empleo y los abusos bancarios están colocando a muchos ciudadanos.

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Entrevista abreviada (completa, más abajo)


Pregunta. ¿Se ha sentido igual de respaldada durante toda su vida laboral o ha tenido que luchar con recelos e incomprensión?
Respuesta. Mi trayectoria profesional y de servicio público se inició desde el Ayuntamiento de Barakaldo en los años setenta. El camino ha sido arduo, difícil y con costes personales —qué duda cabe— pero hermoso, productivo y aleccionador.

P. ¿Cómo surgió en los setenta la Asociación de Padres de Hijos Deficientes Mentales de Barakaldo, de la que usted fue promotora?
R. Las madres y padres me trasladaban a nivel individual su dolor y la frustración que sentían por la negación de los derechos más elementales para sus hijos. Reuní a padres y madres que sufrían el problema, integramos a religiosas de la Residencia Miranda, profesionales de la enseñanza especial, de Cáritas, de profesionales y voluntarios, y cristalizó en una asociación cuya principal misión era la sensibilización de la ciudadanía para que las personas con discapacidad psíquica gozaran de los mismos derechos que el resto.

P. Usted también está detrás de la Asociación de Padres con Hijos Afectados por la Droga, del Módulo de Atención a Toxicómanos, del Hogar Municipal para Menores. ¿De cuál de estos proyectos se siente más orgullosa?
R. Cada proyecto es único y especial. Aprendo de cada uno de ellos. Todos los proyectos han dado lugar a servicios efectivos y necesarios, la mayor parte de los mismos se ha ido integrando en la red de los sistemas ad hoc, perviviendo hoy día sus profesionales y esa chispa de solidaridad que les vio nacer y que les hace ser diferentes. ¿Cómo elegir un solo servicio si todos se dirigen a resolver las necesidades sociales de los ciudadanos de Barakaldo?

P. ¿Cuál es la mayor satisfacción que ha obtenido en su vida laboral?
R. Sin lugar a dudas, ver la cara de algunos padres y madres o familiares cuando después de trabajar duro por conseguir su sueño, ven como éste se hace realidad y sus hijos empiezan a contar como ciudadanos de pleno derecho. Mi vida profesional está jalonada de satisfacciones, mi lucha y mi esfuerzo personal nunca han caminado en solitario, me han acompañado en esta entrega compañeros y compañeras del Ayuntamiento, profesionales de instituciones, de organizaciones no gubernamentales, valorando siempre mis proyectos y los procesos de trabajo para operativizarlos, para cambiar y mejorar y para disminuir el sufrimiento, eliminando cada conflicto, desventaja, o desigualdad.

P. ¿Y su mayor frustración?
R. El cierre en el año 1989 del Centro Asesor de la Mujer, que llevaba tres años dando servicio a los problemas de desigualdad y violencia de género con eficacia, garantizando una atención integral a las mujeres.

P. ¿Cómo conciliaba usted su labor social con su vida familiar?
R. Mientras mis hijos fueron pequeños, tuve contratada a una mujer estupenda que me ayudaba en el cuidado de mis hijos y en las tareas domesticas, mis padres suplían mis ausencias en los días en que las reuniones no tenían horario. Los abuelos han sido mi principal descanso y aliento.

P. En los últimos cuatro años ha sido jefa de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barakaldo. ¿Qué diferencias ha encontrado con su labor anterior?
R. He pasado de la atención directa al ciudadano a la atención indirecta, intentando siempre mejorar la calidad de la atención social a la ciudadanía, cuidando y mejorando las competencias de las trabajadoras sociales de Barakaldo.

P. ¿Qué tal ha sido su relación con las distintas administraciones?
R. A veces la Administración es lenta, burocratizada, pone barreras a la consecución de recursos o estos no existen por agotamientos de partidas, de ahí que la relación con las autoridades desde el respeto y la cooperación sea muchas veces de inquietud, preocupación o incomprensión debido a la tardanza o a la supresión de prestaciones y servicios necesarios para la calidad de vida de los ciudadanos mas vulnerables con los que trabajamos.

P. ¿Cómo ha repercutido la crisis?
R. Está empeorando sin lugar a dudas la calidad de vida de todos los ciudadanos. El paro, la pobreza, la falta de protección, los abusos bancarios en los embargos de viviendas está aumentando el colectivo de personas y familias en situaciones que deterioran su vida y su dignidad, abocando a los servicios sociales de base a una sobrecarga laboral por la falta de equipamientos comunitarios, recursos y servicios para dar cobertura adecuada a las necesidades de estas personas.

P. ¿Qué consejos puede dar a las personas que ocupen su cargo?
R. Que se pongan en la piel de las trabajadoras sociales de base, que se enfrentan día a día con los problemas estructurales de un sistema que esta dejando a cientos de familias en los márgenes sociales sin posibilidades de resolver sus necesidades básicas y con los desajustes personales y familiares que estas situaciones generan. Que además han de trabajar con la incertidumbre sobre si las prestaciones y servicios actuales llegarán a tiempo, van a mantenerse o si la crisis los recortará o los suprimirá.

P. Después de más de 40 años al servicio de los más desfavorecidos e iniciando su jubilación, ¿será capaz de dedicar tiempo a sí misma?
R. He trabajado con los ciudadanos de Barakaldo, lo de desfavorecidos no me gusta, es un termino que alude a favores no a pérdida de derechos que nos merecemos como ciudadanos. Mi jubilación me va a permitir devolver a mi familia todo el cariño y la paciencia que han tenido conmigo, estar conmigo misma y elaborar desde el descanso una jubilación y un envejecimiento activo si la vida me lo permite.



Entrevista completa


Pregunta. El premio ha sido acogido con un apoyo entre organizaciones sociales difícil de encontrar en a la hora de valorar a un personaje público.
Respuesta. Lo de personaje público no va conmigo, me siento más una persona muy conocida en Barakaldo y en aquellos ámbitos técnicos, políticos y comunitarios que tienen relación directa con la resolución de las necesidades sociales de mi pueblo.

P. ¿Se ha sentido igual de respaldada durante toda su vida laboral o ha tenido que luchar con recelos e incomprensión?
R. Mi trayectoria profesional y de servicio público se inició desde el Ayuntamiento de Barakaldo en los años setenta, afrontado desde el inicio una perspectiva estructural y comunitaria de los problemas sociales: conocer, comprender y sensibilizar sobre las desigualdades que el sistema social provoca y conseguir espacios de igualdad, recursos y derechos sociales, con y para las personas que carecen de ellos. El camino ha sido arduo, difícil y con costes personales —qué duda cabe— pero hermoso, productivo y aleccionador.

P. ¿En qué ha consistido básicamente su labor?
R. Con mi trabajo de base, en la busca de soluciones globales a los problemas individuales, he fomentado la cooperación, el respeto a la identidad de cada uno, he promovido los deseos de cambio y he generado esperanza y seguridad en que sólo se consigue lo que se trabaja desde la responsabilidad y el esfuerzo común. En el transcurso del tiempo he podido comprobar cómo la implicación de las personas afectadas en la búsqueda de alternativas a sus problemas, la participación libre y solidaria de profesionales y voluntarios, y el apoyo de los ciudadanos movilizan, sensibilizan y promueven el cambio social, permitiendo obtener respuestas adecuadas y globales a sus necesidades a través de recursos, servicios y derechos sociales que en Barakaldo se generan incluso antes de que la ley lo disponga.

P. ¿Cómo surgió la Asociación de Padres de Hijos Deficientes Mentales de Barakaldo, de la que usted fue promotora?
R. En los años setenta las personas con discapacidad intelectual estaban segregadas de la vida comunitaria, no podían ir a centros escolares, ni trabajar, ni tan siquiera hacer una vida social como cualquier ciudadano. Las madres y padres me trasladaban a nivel individual su dolor y la frustración que sentían por la negación de los derechos más elementales para sus hijos. Esta desesperanza y este dolor individual provocaban incertidumbre, miedo y más aislamiento social, por lo que el problema se hacía irresoluble y más invisible a la sociedad en general. Reuní a padres y madres que sufrían el problema, hablamos de la esterilidad del sufrimiento individual y de la necesidad de reivindicar para sus hijos los derechos que no tenían, de sensibilizar a la población en general y a los políticos en particular si queríamos obtener alguno de esos derechos y desde el acompañamiento a los padres-madres afectados y desde la integración en esas reuniones de religiosas de la Residencia Miranda, de profesionales de la enseñanza especial, de Cáritas, de profesionales y voluntarios, esta cooperación cristalizó en una asociación cuya principal misión era la sensibilización de la ciudadanía sobre el problema y la demanda de derechos sociales, de recursos y servicios que hicieran posible que las personas con discapacidad psíquica gozaran de los mismos derechos que el resto de la ciudadanía.

P. ¿Cómo funcionaba la asociación?
R. Empieza por promover actividades, alerta de la situación a los intelectuales, ciudadanos y pintores vascos de la época, solicita implicación en el problema, traslada su malestar a los sistemas educativos y laborales, da visibilidad social a la situación de injusticia en la que vive un gran número de personas y con su esfuerzo constante y solidario va modificando códigos o clichés mentales, haciendo desaparecer los estereotipos que condenaban a las personas con discapacidad psíquica a la desigualdad y el aislamiento. Los derechos sociales, la escolaridad y al trabajo de las personas con discapacidad intelectual, van siendo ganados a través de los diferentes recursos que se van creando desde la coparticipación de afectados, ciudadanos, técnicos y políticos.

P. Usted también está detrás de la Asociación de Padres con Hijos Afectados por la Droga, del Módulo de Atención a Toxicómanos, del Hogar Municipal para Menores. ¿De cuál de estos proyectos se siente más orgullosa?
R. Cada proyecto que nace desde la iniciativa profesional en servicios sociales y bajo la premisa de la cooperación y la colaboración interinstitucional, la participación de afectados y de ciudadanos, tiene un devenir que lo hace único y especial. Aprendo de cada uno de ellos y una vez puestos en marcha toman la figura de fundación publica de servicios, con lo cual su junta gestora compuesta por afectados, familiares, técnicos y políticos será la encargada de dar la respuesta adecuada y el mejor servicio a las necesidades sociales para las que ha sido creado. Todos los proyectos han dado lugar a servicios efectivos y necesarios, la mayor parte de los mismos se ha ido integrando en la red de los sistemas 'ad hoc', perviviendo hoy día sus profesionales y esa chispa de solidaridad que les vio nacer y que les hace ser diferentes. ¿Cómo elegir un solo servicio si todos se dirigen a resolver las necesidades sociales de los ciudadanos de Barakaldo?

P. ¿Cuál es la mayor satisfacción que ha obtenido en su vida laboral?
R. Sin lugar a dudas, ver la cara de algunos padres y madres o familiares cuando, después de trabajar duro por conseguir su sueño, ven como éste se hace realidad y sus hijos empiezan a contar como ciudadanos de pleno derecho. Mi vida profesional está jalonada de satisfacciones, mi lucha y mi esfuerzo personal nunca han caminado en solitario, me han acompañado en esta entrega compañeros y compañeras del Ayuntamiento, profesionales de instituciones, de organizaciones no gubernamentales, valorando siempre mis proyectos y los procesos de trabajo para operativizarlos, para cambiar y mejorar y para disminuir el sufrimiento, eliminando cada conflicto, desventaja o desigualdad.

P. ¿Y su mayor frustración?
R. El cierre en el año 1989 del Centro Asesor de la Mujer que llevaba tres años dando servicio a los problemas de desigualdad y violencia de género con eficacia, garantizando una atención integral a las mujeres.

P. ¿Cómo conciliaba usted su ingente labor social con su vida familiar?
R. Mientras mis hijos fueron pequeños tuve contratada a una mujer estupenda que me ayudaba en el cuidado de mis hijos y en las tareas domesticas, mis padres suplían mis ausencias en los días en que las reuniones no tenían horario. Los abuelos han sido mi principal descanso y aliento.

P. En los últimos cuatro años ha sido jefa de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barakaldo. ¿Qué diferencias ha encontrado con su labor anterior?
R. Me he centrado en mejorar los servicios sociales de base del Ayuntamiento, con el objetivo de mejorar la atención a los ciudadanos de Barakaldo. Se ha aumentado su número, pasando de 14 a 20 servicios sociales de base, dedicándose uno de ellos a la atención de urgencias sociales. Se ha mejorado la tecnología que utilizaban, haciendo posible el albergue de la información y el respeto que la ley exige a la privacidad de la misma. Se han mejorado las infraestructuras de los despachos, eliminando barreras arquitectónicas y modificando algunos de ellos para permitir una mejor atención y el respeto a la confidencialidad. Se ha realizado una inversión en tecnología mejorando la telefonía, el equipamiento y permitiendo la comunicación en red y un proyecto metodológico que homologa la atención al ciudadano y la gestión de sus necesidades sociales. He pasado de la atención directa al ciudadano a la atención indirecta, intentando siempre mejorar la calidad de la atención social a la ciudadanía, cuidando y mejorando las competencias de las trabajadoras sociales de Barakaldo.

P. ¿Qué tal ha sido su relación con las distintas Administraciones?
R. Las trabajadoras sociales estamos en contacto diario con las necesidades sociales de la población. El objetivo de nuestro trabajo es ayudar a las personas que sufren por diferentes problemáticas con el fin de que mejoren su situación a través de la interacción social que vamos a realizar con ellos, incorporando a veces servicios, prestaciones y recursos que mejoran o palían sus circunstancia de privación. A veces, la Administración es lenta, burocratizada, pone barreras a la consecución de recursos o estos no existen por agotamientos de partidas, de ahí que la relación con las autoridades, desde el respeto y la cooperación, sea muchas veces de inquietud, preocupación o incomprensión debido a la tardanza o a la supresión de prestaciones y servicios necesarios para la calidad de vida de los ciudadanos más vulnerables con los que trabajamos.

P. ¿Cómo ha repercutido la crisis en la cantidad y variedad de los casos de los que se ocupaba?
R. La crisis está empeorando, sin lugar a dudas, la calidad de vida de todos los ciudadanos, afectando de forma muy grave a las personas que tenían circunstancias de vulnerabilidad antes de ella. Las familias, que aún son el gran colchón del Estado, se están empobreciendo al mantener a sus hijos ya independizados con los que hay que cooperar para el pago de la hipoteca o el alquiler. La vuelta a casa de hijos independizados que han perdido su vivienda, genera dificultades, conflictos, a veces difíciles de solventar por la frustración que produce la falta de empleo y la incertidumbre que existe sobre el futuro. La falta de redes de protección tanto familiares como de la propia Administración genera aislamiento, pérdida de referentes, desajustes y dificultades psíquicas para poder afrontar una situación de carencia multidimensional. El paro, la pobreza, la falta de protección y los abusos bancarios en los embargos de viviendas está aumentando el colectivo de personas y familias que duermen en infraviviendas (trasteros, pabellones abandonados, portales o urgencias de los hospitales) situaciones que deterioran su vida y su dignidad, abocando a los servicios sociales de base a una sobrecarga laboral por la falta de equipamientos comunitarios, recursos y servicios para dar cobertura adecuada a las necesidades de estas personas.

P. ¿Qué consejos le daría a las personas que ocupen su cargo?
R. Que se pongan en la piel de las trabajadoras sociales de base, que se enfrentan día a día con los problemas estructurales de un sistema que esté dejando a cientos de familias en los márgenes sociales sin posibilidades de resolver sus necesidades básicas y con los desajustes personales y familiares que estas situaciones generan. Que además han de trabajar con la incertidumbre sobre si las prestaciones y servicios actuales llegarán a tiempo, van a mantenerse o si la crisis los recortará o los suprimirá. Que es muy difícil generar esperanza y deseos de cambio desde un trabajo compartido con familias o personas cuando no tienen las necesidades básicas cubiertas. Por todo ello, que apoyen, cuiden y escuchen a la las trabajadoras sociales de base, como elementos esenciales en el conocimiento de la realidad social en la que viven los ciudadanos,

P. Después de más de 40 años al servicio de los más desfavorecidos e iniciando su jubilación, ¿será capaz por fin de dedicar tiempo a sí misma?
R. He trabajado con los ciudadanos de Barakaldo. Lo de desfavorecidos no me gusta, es un término que alude a favores, no a pérdida de derechos que nos merecemos como ciudadanos. Mi jubilación me va a permitir devolver a mi familia todo el cariño y la paciencia que han tenido conmigo, estar conmigo misma y elaborar desde el descanso una jubilación y un envejecimiento activo si la vida me lo permite.